EL ENGAÑO de FREUD(o todos somos hipotético deductivistas sin saberlo)(…)
- Posicionamientocritico
- 19 ene 2021
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Arrancamos el año con el siguiente trabajo del Lic. Diego Hernán González . El cual nos invita a reflexionar y repensar ciertos conceptos de la tradición psicoanalítica.
(…) Newton, que era probablemente el máximo maestro que haya habido nunca del método de explicaciones conjeturales (…). Creía equivocadamente que él había evitado las hipótesis y había empleado la inducción.[1]
INTRODUCCION
En la tradición psicoanalítica en general se sostiene que Freud habría “descubierto” el psicoanálisis escuchando a sus padicientes, especialmente las histéricas. La mayoría de lxs psicoanalistas están convencidxs que realmente fue así. Ahora bien, este postulado se ha vuelto la versión oficial transmitida entre generaciones de psicoanalistas, se enseña en la facultad, se transmite en la mayoría de las diversas escuelas de psicoanálisis, a lo largo de todo el país e inclusive alrededor del mundo. Esta versión está sólidamente apoyada (se sepa o no se sepa) en una posición epistemológica muy específica, aquella que sostiene que el psicoanálisis (y lxs psicoanalistas) surgirían de la experiencia.
Para poder hacer un análisis de la posición que sostiene a la lógica de presentación de casos (como son los historiales clínicos freudianos) es necesario revisar y precisar el método de investigación allí sostenido[2]¿Cuál sería este método? ¿Freud estaba advertido de su método o se engañaba suponiendo que utilizaba uno pero en realidad hacía uso de algún otro?
Intentaremos abordar esta problemática dividiendo el trabajo en dos puntos. Al primero lo llamaremos “Hypotheses non fingo” en honor a un engaño histórico en el campo de la física En segundo lugar situaremos a los historiales freudianos dentro del problema de la inducción y del criterio de demarcación, para finalmente proponer que los historiales freudianos se inscriben en una lógica verificacionista, inscripción que como veremos, lo aleja de toda posibilidad de anotar los enunciados analíticos como científicos y los arrima a los enunciados religiosos o pseudocientíficos.
1. HIPÓTHESES NON FINGO (No supongo nada)
Quiero comenzar, para introducir el problema, con unos párrafos del seminario XX de Lacan, en la última clase de dicho seminario él plantea lo siguiente:
Lo que es propio del saber plantea algunas cuestiones y especialmente esta: de cómo se enseña eso. Está muy claro que la cuestión de cómo se enseña – a saber la noción de una ciencia enteramente centrada sobre esto, del saber que se transmite, se transmite íntegramente- es la que produjo en lo que es propio del saber ese tamizado gracias la cual un discurso que se llama el científico se ha constituido.
Se ha constituido no del todo sin numerosos percances. Si este año he recordado dónde ha podido surgir, esto no es ciertamente sin que haya sido fingido – fingere, fingo, dice Newton, non fingo, cree poder decir, hypotheses non fingo, “no supongo nada” – y no es por azar que este año he especificado que es precisamente sobre una hipótesis, al contrario, que todo gira, que la famosa revolución, que de ningún modo es copernicana, sino newtoniana, ha jugado.[3]
Lacan está hablando del saber transmitido en la ciencia por medio de la escritura del matema, por eso nos plantea una trasmisión que se produce de forma íntegra, esto es lo que constituye la escritura del discurso científico y el ideal hacia el cual el psicoanálisis, según Lacan, debería dirigirse. Este saber, esta escritura (la del matema) para que se produzca, parte inicialmente de una hipótesis, más allá de que muchos que lo hacen, muchos que practican esta escritura, no lo sepan o supongan que no es así en absoluto, tal como creía Newton al sostener si célebre -Hipótheses non fingo- (yo no supongo nada).
Este es un engaño diagnosticado por dos autores, diagnosticado por Popper y por Lacan, engaño que se diagnostica interpretando la afirmación hecha por Newton, es decir, Newton suponía que, en el proceso de su ciencia, él no hacia hipótesis, sino que partía de una experiencia directa vacía de preconceptos.
Lo que quiero proponerles es que este engaño es igual en Freud. El también plantea su -hipotheses non fingo- (no supongo nada) como punto de apoyo de su psicoanálisis y al hacerlo se engaña, en su posición epistemológica, tanto como Newton. Continúa diciendo Lacan:
Ella (la revolución) jugo sobre esto, que es sustituir a un “eso gira” un “eso cae”. Es la hipótesis newtoniana como tal: cuando él la reconoció en el “eso gira” astral de los ciclos, que él señalo bien que es lo mismo que “caer”. Pero para constatarlo, lo que una vez constatado permite eliminar la hipótesis, fue precisamente necesario que primero la hiciera, a esta hipótesis.[4]
A pesar de que él creía lo contrario, fue la hipótesis y no la observación como punto de partida que permitió a Newton, según Lacan, plantear la sustitución del “eso gira” por el “eso cae” de los astros. Un engaño similar le sucede a Freud en el campo del psicoanálisis. La hipótesis y no la observación fue lo que permitió a Freud sustituir, en los prolegómenos del psicoanálisis naciente, el “eso es hereditario” por el “eso es sexual”. Freud sustituye una hipótesis por otra, más allá que Freud creyese que él, al igual que Newton, no estuviera haciendo hipótesis, sino que la idea le viniese por la experiencia directa, vacía de conceptos.
A esto podemos denominarlo como -El engaño de Freud-. Revisemos entonces que dice Freud en algunos de sus escritos para ilustrar nuestra hipótesis. Comencemos por un texto de 1896 llamado “La herencia y la etiología de las neurosis”, en el primer párrafo, él dice así:
Me dirijo especialmente a los alumnos de J. M. Charcot, para presentarles algunas objeciones contra la teoría etiológica de las neurosis, que nuestro común maestro nos ha transmitido.
Conocido es el papel atribuido a la herencia nerviosa en esta teoría. Trataríase de la única causa verdadera e indispensable de las afecciones neuróticas, no pudiendo aspirar las demás influencias etiológicas sino a la categoría de agentes provocadores.
Hace ya mucho tiempo que vengo sospechando de la exactitud de esta teoría, pero me ha sido necesario esperar hasta encontrar en la práctica cotidiana del médico hechos en que apoyarme. Ahora mis objeciones son ya de dos órdenes: argumentos de hecho y otros productos de la especulación.[5]
Como podemos leer, Freud tenía una sospecha, una hipótesis que contradecía la teoría de Charcot y sus discípulos. Freud consideraba que la herencia no sería ni la única causa, ni la causa más relevante en la producción de las afecciones neuróticas, no obstante menciona que tuvo que esperar hasta encontrar en la práctica los hechos en los cuales apoyarse para sustentar sus ideas. Lo llamativo es donde escribe -argumentos de hecho- ¿Qué serían argumentos de hecho? Pensémoslo un poco y preguntémonos ¿Cómo podría Freud haber encontrado en la práctica cotidiana “hechos” si no hubiese tenido primero una hipótesis que le indicara que buscar en los hechos? Por eso es que decimos que un argumento nunca puede ser un argumento de hecho.
Podemos todavía buscar otra referencia más en Freud, citemos ahora el texto de 1905 llamado “Mis opiniones acerca del rol de la sexualidad en la etiología de la neurosis”, como podemos leer, ya el título no indica una pista, él dice mis opiniones y no dice mis experiencias. Veamos como comienza el primer párrafo:
(…) el mejor camino para llegar a la comprensión de mi teoría sobre la significación de la sexualidad en la etiología de las neurosis es seguir paso a paso su desarrollo. No he de negar, en efecto que dicha teoría ha pasado por una amplia evolución, modificándose en su trayectoria. En esta confesión podrán ver mis colegas una garantía de que mis afirmaciones son la resultante de una continuada serie de experiencias y no el fruto de una especulación (…).[6]
Lo que me interesa subrayar es donde dice que sus afirmaciones son el resultado de una continuada serie de experiencias y no el fruto de una especulación. Ahí podemos ubicar un claro ejemplo del engaño al que me estoy refiriendo. Freud tiene algunas hipótesis, las cuales se van conformando a partir del estudio y la investigación de la bibliografía relevante de su época[7], desde ahí, el supone y presenta la investigación como si fuese la experiencia la que le habla, sin advertir que el encuentra en la experiencia lo que primero se le plantea como hipótesis.
Para ampliar un poco más este problema, les voy a proponer que tomemos la famosa y conocida -fase fálica- como un ejemplo sostenido y planteado por Freud de lo que estoy tratando de decir. ¿Qué sucede en la fase fálica? Para responder a esta pregunta citemos una vez más a Freud:
En el carácter principal de esta organización genital infantil hallamos, además, su más importante diferencia de la organización genital definitiva del adulto. Este carácter diferencial consiste en que el sujeto infantil no admite sino un solo órgano genital, el masculino, para ambos sexos. No existe pues una primacía genital, sino una primacía del falo.[8]
Freud establece una distinción entre la organización genital infantil y la del adulto. Esto ya es muy llamativo, por qué si nos ponemos a pensar un poco, a partir de lo que Freud comienza a proponer como fase fálica, lo que no habría sería diferencia genital, por más experiencia que se tenga de la “realidad”, y no la habría por qué justamente una hipótesis impide que tal diferencia se establezca.
La fase fálica no sería una fase genital fruto de una experiencia, sino una fase puramente hipotética, la fase fálica es aquel enunciado hipotético que postula que –todos tienen pene-. Fíjense que es a partir de esta hipótesis que la diferencia genital no puede establecerse y en su lugar, según Freud, lo que aparece es otra polaridad. No es la polaridad pene/vagina la que estaría en juego, sino la polaridad fálico/castrado.
Tan fuerte, nos dice Freud, es la pregnancia hipotética que impide reconocer la diferencia en el plano genital, uno de los motivos que se producen como consecuencia lógica de este enunciado planteado por Freud, es el que lleva a Lacan a plantear que La mujer, a partir de la hipótesis fálica, queda excluida de lo inconciente. Pero continuemos con Freud, el sigue diciendo:
Ya es conocido cómo reaccionan a la primera percepción de la falta de pene en las niñas. Niegan tal falta, creen ver el miembro y salvan la contradicción entre la observación y el prejuicio pretendiendo que el órgano es todavía muy pequeño y crecerá cuando la niña vaya siendo mayor. Poco a poco llegan luego a la conclusión efectivamente muy importante, de que la niña poseía al principio un miembro análogo al suyo, del cual fue luego despojada. La carencia de pene es interpretada como el resultado de una castración (…).[9]
Mi interés al traer estas citas es que ustedes puedan leer como es el mismo Freud el que sostiene que primero está la hipótesis y luego la posibilidad de una experiencia posible. No hay en este sentido, posibilidad de una experiencia inmediata y directa vacía de toda suposición. Este es el engaño de Freud, suponer que el psicoanálisis (y los psicoanalistas) surgen de la experiencia.
2. EL PROBLEMA DE LA INDUCCION, EL CRITERIO DE DEMARCACIÓN Y EL VERIFICACIONISMO EN PSICOANÁLISIS.
Mi propuesta es que un enunciado (una teoría, una conjetura) cumple las condiciones para pertenecer a las ciencias empíricas si y solo si es falsable.[10] .
Se suele llamar inducción a -la creencia- que justificaría el paso de enunciados singulares a enunciados universales, tal como Freud creía que hacía. El problema es básicamente saber si este salto (de lo singular a lo universal) está lógicamente justificado. Se conoce entonces como problema de la inducción a la cuestión de saber cómo se podría llegar a establecer la verdad de enunciados universales sustentados por la experiencia.
Al querer establecer la verdad de inferencias inductivas por medio de una justificación lógica, llegamos a la conclusión de que la inducción no puede estar lógicamente justificada y por lo tanto no sería un principio que nos permitiría diferenciar entre enunciados metafísicos de enunciados científicos. No podríamos entonces considerar a la inducción como un criterio de demarcación, un criterio sostenido lógicamente el cual nos permitiría establecer una diferencia entre enunciados metafísicos y enunciados científicos.
La principal razón de Popper para rechazar la lógica inductiva se debe a que, esta lógica, no proporciona un criterio apropiado que permita distinguir, diferenciar la ciencia empírica de los sistemas metafísicos. Cómo nosotros estamos proponiendo para el psicoanálisis una epistemología que no se sostenga de la lógica inductiva, se nos vuelve necesario plantear cual podría ser un criterio de demarcación aceptable.
La intención de establecerlo no apunta a derribar la metafísica sino por el contrario, intentar dar una caracterización apropiada de la ciencia empírica, es decir, al precisar conceptualmente de que estamos hablando cuando decimos -ciencia empírica- y –metafísica- nos permitiría diferenciar en un conjunto de enunciados dados, si es asunto de una o de otra.
En primer lugar, debemos aclarar que para Popper el ejemplo más acabado de ciencia empírica es la física teórica, es decir, en la ciencia empírica se trataría no de experiencias individuales sino de escrituras lógico/matemáticas o mathemas tal cómo los propuestos por Lacan para el psicoanálisis. La ciencia empírica en este sentido, no sería una experiencia iniciática individual a la cual sólo accederían aquellos que han pasado por ella, sino que por el contrario, la ciencia empírica sería un juego de escritura lógico formal, un sistema de proposición de hipótesis y un método de contrastación de las mismas. Subrayando que el método es de contrastación y no de verificación.
Tres son las características que el sistema teórico empírico debe satisfacer para establecerse como tal: 1- No debe ser contradictorio, 2- Debe satisfacer el criterio de demarcación y 3- debe representar nuestro mundo de experiencia. Por lo tanto, la ciencia empírica se caracteriza por su forma lógica y su método de distinción. Este método no es la verificación sino la falsación de hipótesis.
(…) sólo admitiré un sistema entre los científicos o empíricos si es susceptible de ser contrastado por la experiencia. Estas consideraciones nos sugieren que el criterio de demarcación que hemos de adoptar no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de los sistemas.[11]
Para la propuesta que vengo sosteniendo, apoyado en el falsacionismo de Popper, “será lógicamente inadmisible la inferencia de teorías a partir de enunciados singulares que estén “verificados por la experiencia”[12] y verificados de forma concluyente. Así pues, las teorías ni son verificables empíricamente y menos lo son de forma concluyente. Si tenemos esto presente, los historiales clínicos freudianos ¿dónde los ubicaríamos?
El primer punto en el engaño es que Freud, sin darse cuenta, aplica el método hipotético deductivo, pues él parte de una hipótesis, pero supone que las mismas las obtiene de la experiencia mediante la inducción. El segundo punto, que decanta del primero, es el lugar que ocupan, en esta lógica del engaño, los historiales clínicos. Estos serían el modo que tiene Freud de comunicarnos la verificación de sus hipótesis. Es más, los historiales intentan mostrarnos que es la experiencia la que habla. Este modo de concebir el estatuto científico del psicoanálisis que tenía Freud, es lo que hace que dicho psicoanálisis no pueda ser considerado una ciencia empírica. En cada caso clínico presentado, Freud intenta mostrar como su teoría se verifica en la experiencia. Cada caso verifica la teoría y en esto asemeja el psicoanálisis a la lógica que plantean aquellas disciplinas como el tarot, el chamanismo, la brujería, etc. aunque existan trabajos que intenten demostrar lo contrario e incluir, por ejemplo a la homeopatía dentro del campo de la ciencia empírica.[13]
Que Freud suponga que él hacia eso no nos debe inquietar tanto, lo que si nos debería inquietar es que lxs analistas en la actualidad sigan utilizando el mismo método inductivista y verificacionista y en su anacronismo conceptual o en su engaño sostengan inclusive lo contrario que proponía Freud, dado que en la actualidad se sostiene como bandera que el psicoanálisis no es ciencia, es más, se postula que debe ir en sentido contrario a la ciencia, lo cual no deja de ser asombroso y opuesto de lo que Freud esperaba del psicoanálisis.
Yo estoy de acuerdo en que el psicoanálisis no llega a ser una ciencia empírica tal como la sostiene Popper, pero no por que deba ir en sentido contrario o esté en contradicción con el espíritu de la ciencia, en sentido inverso a esto, hay una vocación de ciencia en el discurso analítico tal como lo sostiene Lacan[14], el sujeto con el que operamos en psicoanálisis es el sujeto de la ciencia, aunque suene paradójico[15].
Si el discurso analítico no logra adentrarse de lleno en el campo de la ciencia empírica se debe a que sus postulados, al no respetar ni el principio de no contradicción, ni el principio de identidad y menos aún el de tercero excluso, por lo tanto, sus postulados no pueden ser falsados, pero tampoco verificados, lo cual es totalmente distinto a decir que el psicoanálisis debe posicionarse en contra de la ciencia. En donde podríamos homologar psicoanálisis a ciencia es en aquella ciencias llamadas conjeturales, que Lacan equipara a ciencia exacta, dado que la conjetura es plausible de un cálculo exacto.[16] Por eso el estatuto que le corresponde al psicoanálisis no sería el de ciencia empírica sino el de ciencia conjetural, en ese punto no hay oposición entre ciencia y psicoanálisis, tal como Freud, aún en contra del decir freudeolacaniano, lo quería.
CONCLUSION
Para concluir y en base a lo trabajado en este ensayo, podemos decir que la experiencia ocupa el lugar en donde las hipótesis, reducidas a sus enunciados últimos diferenciales, puedan ser puestas a prueba para su refutación[17], pero nunca para su verificación. Esta diferencia entre refutación y verificación es fundamental tenerla presente, ya que sólo buscarían verificar sus enunciados por medio de la experiencia aquellas teorías que no pueden ser falsadas.
Los historiales clínicos y el psicoanálisis como se los concibe hoy, vienen a insertarse en una lógica verificacionista, tal como propone el epistemólogo Karl Popper, es decir, mediante los casos clínicos se pretende mostrar la verificación de la teoría. El punto doble en donde podemos ubicar el engaño en Freud es este: 1.-él cree que es a partir de la experiencia (libre de supuestos) de donde surgen las hipótesis y 2.-ubica también a la experiencia como lugar de verificación. Ambas cosas, son sin embargo, opuestas a lo que Freud creía que hacía, este es el engaño.
Si los historiales clínicos todavía hoy pueden servirnos para algo, sería en el punto en donde podríamos utilizarlos como ejemplo de una primera aproximación a las bases conceptuales que sostienen y producen la clínica psicoanalítica, primera conceptualización que está apoyada en una vertiente predominantemente imaginaria, prejuiciosa y epocal, esto hay que tenerlo muy en claro. Si los historiales clínicos freudianos pueden servirnos de algo aún hoy, es para mostrarnos como fueron los planteos iniciales, como se ubicó a la sexualidad como punto problemático y etiológico del padecimiento psíquico y en base a esa hipótesis se fue en la búsqueda de una terapéutica.
Los postulados freudianos (que no eran solo freudianos) abrieron en un primer momento el campo cerrado de la hetero/norma, despegando a la pulsión del objeto[18] por eso podríamos subrayar el interés de Freud en la homosexualidad y las perversiones, ya que en ambas se muestran que esa relación no es para nada natural. Sin embargo y ahí radica la contradicción (y es ahí en donde nosotrxs sostenemos que los historiales están cargados de una lógica imaginaria, machista y patriarcal) si no hay relación natural entre la pulsión y el objeto ¿cómo se podría hablar de desviación respecto al fin sexual dado que cualquier fin es contingente? Ahí se abre toda la tensión de lo contingente entre la relación pulsión/objeto y lo presentado como lo evolutivo normalizador que el psicoanálisis propuso y aún hoy sostiene.
Es decir, como no existía una relación directa y preestablecida entre la pulsión y el objeto, Freud propone y sostiene los dispositivos para normalizar esta relación[19], estamos hablando específicamente de los caminos evolutivos de la libido, sus etapas pero fundamentalmente del complejo de Edipo y Castración. Esto es lo que los historiales nos muestran, de lo cual nosotrxs podemos aprender, es decir, los historiales deben quedar en la historia como ejemplares de estos dispositivos patriarcales de producción de una heteronormatividad imposible.
Son estos dispositivos, es decir, los modelos de familia y sexualidad, los que están hace varias décadas en crisis y hacen que los historiales clínicos freudianos deban ser leídos como un primer paso aproximativo al problema del padecimiento psíquico, pero que a su vez, deban ser reubicados en esa vitrina que les guarda un lugar en el museo de la historia del psicoanálisis.
BIBLIOGRAFIA:
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ü Freud, S. Mis opiniones acerca del rol de la sexualidad en la etiología de la neurosis. Ed. Ballesteros.
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ü Popper, K.: “Un caso de verificacionismo”, en: La demarcación. Realismo y el objetivo de la ciencia, Ed. Tecnos, Madrid, 2016.
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ü Reitter, J. Edipo Gay (heteronormatividad y psicoanálisis). Letra Viva.
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[1] Popper, K.: “Comentarios sobre el descubrimiento prehistórico del yo y sobre el problema del cuerpo y la mente en la antigua filosofía griega” en: El mundo de Parménides. Ediciones Paidós Ibérica S.A. [2] Wainer, A. (20121) 0ESTUDIOS DE CASO ÚNICO EN EL CAMPO DE LA INVESTIGACIÓN ACTUAL EN PSICOLOGÍA CLÍNICA. Subjetividad y Procesos Cognitivos, Vol. 16, Nº 2, 2012 Pág. 214-222, [fecha de consulta: 12 de Mayo de 2020] ISSN impreso: 1666-244X, ISSN electrónico: 1852-7310. Disponible en: http://dspace.uces.edu.ar:8180/jspui/bitstream/123456789/1974/1/Estudios_Wainer.pdf [3] Lacan, J. Seminario XX. Clase 13, pág. 9. Versión R.R.P. [4] Lacan, J. Seminario XX. Clase 13, pág. 9. Versión R.R.P. (el subrayado me pertenece) [5] Freud, S. La herencia y la etiología de las neurosis. Ballesteros. [6] Freud, S. Mis opiniones acerca del rol de la sexualidad en la etiología de la neurosis Ballesteros. [7] Eidelsztein, A. No hay que salvar a Freud. Imago-Agenda nº 205, Enero 2019 https://www.eidelszteinalfredo.com.ar/wp-content/uploads/2019/01/NO-HAY-QUE-SALVAR-A-FREUD.pdf [8] Freud, S. La organización genital infantil. Pág. 2699. Ballesteros. [9] Freud, S. La organización genital infantil. Pág. 2699. Ballesteros. [10] Popper, K.: “Un caso de verificacionismo”, en: La demarcación. Realismo y el objetivo de la ciencia, Tecnos Editorial, Madrid, 2016, pág. 203-204 [11] Popper, K. La lógica de la investigación científica. Pág. 40. Tecnos. [12] Popper, K. La lógica de la investigación científica. Pág. 39. Tecnos [13] Andrade, J. La cientificidad de la homeopatía. MEDICINA NATURISTA, 2016; Vol. 10 - N.º 2: 106-112 I.S.S.N.: 1576-3080 [14] Lacan, J. La ciencia y la verdad. S XXI [15] Lacan, J. La ciencia y la verdad. S XXI [16] Lacan, J. La ciencia y la verdad. S XXI [17] Pérez Ransanz, Ana Rosa: El empirismo crítico de Karl Popper Signos Filosóficos, vol. VI, núm. 11s, 2004, pp. 15-33 Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa Distrito Federal, México [18] Freud, S. Tres ensayos para una teoría sexual. Ballesteros. [19] Reitter, J. Edipo Gay. Letra Viva.
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